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jueves, 9 de octubre de 2014

Los 14 objetos más extraños encontrados en un recto

Galería de radiografías alucinantes de personas que se metieron en líos por introducirse objetos por salva sea la parte.

Uno de los momentos culminantes de “American Psycho” -nos referimos a la novela, no la película- es la escena del ratón. Patrick Bateman están efectuando una de sus habituales matanzas y no se le ocurre mejor idea que introducir un ratoncito hambriento por una de las cavidades de sus víctimas dejando por el camino de un tubo un pequeño rastro de migas de queso. Con lo que, al final, se produce un repugnante episodio de consumo de carne humana altamente sangriento y humillante.
¿Por qué este momento del libro de Brett Easton Ellis ha hecho vomitar a tanta gente? Básicamente porque con los orificios no se juega, y la mayoría de la gente siente pánico a la simple idea de que por su recto entren cosas, en vez de que salgan. Si el cuerpo es tu templo, como afirman Sánchez Dragó y otros gurús de la nueva era, con más razón lo es a la hora de proteger las mucosas del ano y todo lo que empieza a partir de ahí. Pero luego hay gente que experimenta, y no precisamente con carne en barra -que con un buen gel BackDoor puede dar pie a buen sexo-, sino en lo que ya catalogaríamos de prácticas resofílicas de un alto nivel de desviación.
Son comunes las historias de personas aficionadas a introducirse objetos en el ano. Conocemos de primera mano el caso de un señor de Barcelona que gustaba de deslizarse pilas alkalinas y que un día comentió el error de probar con unas guindillas (aquello parecía un lanzallamas), y gracias a Cosmopolitan ahora conocemos también otros casos particulares en los que la cosa salió mal y el objeto que tenía que dar placer se quedó atorado en salva sea la parte, con lo que hubo que pasar por urgencias para una práctica quirúrgica rápida. Y no nos referimos a la leyenda urbana de Brad Pitt y el hamster. Aquello NUNCA se demostró. Aquí hablamos de llaves, teléfonos móviles, unas gafas de sol o un salero, material muy protegido por la ética médica (aunque a veces violado). Cuidado si eres aprensivo: esto te puede afectar seriamente el estómago.
Un salero, parece que vacío.
Una figurita de Buzz Lightyear, el personaje de 'Toy Story'
Una muñeca Barbie sin cabeza.
Una cinta de casete.
Un iPod, no sabemos de qué generación.
Un cable enrollado, enchufe incluido.
Unas gafas de ver, que no de bucear.
Un imponente vibrador.
Una llave solitaria.
Un teléfono móvil.
Una linterna tamaño XL.
Un tarro de cristal.
Una bombilla.
Un revolver.

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